15.9.09

una vida

1. Aquí y ahora. Sin remedio. Ciegos embates.

2. Nació con sendas frases grabadas en las palmas de sus manos. La frase de la mano izquierda estaba escrita del derecho; la frase de la diestra, del revés. Cuando doblaba una de sus manos en un puño la palma de la otra resplandecía.

3. Escogido al azar. Inseguro y mudable. Filamento de sangre, breve como el caer de una hoja.

4. Ella era una extensión de su cuerpo. Ella era el límite absoluto de su cuerpo. Cara y cruz, moneda tácita para entrar al mundo.

5. Niño incierto. Se mojaba los pies en el agua, tímidamente. Cada vez que reía, una extensa marea bañaba el arrecife de las horas.

6. Las cosas no eran lo que parecían. Quiso ayudarlas.

7. Animales a cada instante, comiendo de su mano. Allá lejos, la eternidad. Un cielo en el que siempre ocurren maravillas, un rostro que le observa y al que dice palabras. Grandes olas golpean la playa y él escucha el latir de su sangre, rotundo y sin sentido.

8. Todo era difícil. Tenía que pararse antes de hablar. Tenía que callar antes de alzar el vuelo.

9. Este pensar haciendo lazadas en el vacío. Este pensar pisando las aguas del lago. La bella ingravidez.

10. Celebró su mayoría de edad viendo pasar las nubes. No logró distinguir ninguna forma.

11. Alguien quería convencerle de lo contrario. Se dejó cortejar.

12. Procesiones de hormigas recogían sus frases y las partían en dos y en tres. Cada cual escogía su preferida, se la llevaba a casa entre los dientes, la edulcoraba con salivas nocturnas, la hiel de las sospechas.

13. El camino se hallaba atravesado por puentes que iban y venían en todas direcciones, y eran mujeres arqueadas en las posturas más disímiles, desnudas, mostrando con orgullo la penumbra imantada de sus sexos.

14. Si tan sólo pudiera detenerse. Si tan sólo pudiera tener, pájaro palpitante, el tiempo entre sus manos.

15. La cabeza en las nubes. Libros bien ordenados en las estanterías. El acordeón del sexo animando las horas, sus sístoles y diástoles. Corazón prevenido.

16. Los fantasmas roían la ciudad y no había lugar para los vivos. Tocó madera. Comió sin continencia.

17. Nubes de polen a la luz oblicua de la tarde. Un aire sutil mueve las acacias y despierta retinas, vislumbres, lujurias tardías. Tú eres mi sueño, verde sueño de existencia, frágil pero perdurable.

18. Ser invisible no es tan arduo, pensó. Caminar por el parque y que hasta las raíces parezcan apartarse. Los niños me atraviesan con sus juegos. Las mujeres están cansadas de sus padres. Soy un puñado de ceniza que espera un viento favorable. Soy la mano escogida para aventarme.

19. Para qué la imaginación. Los monstruos se volvieron demasiado reales.

20. Lo primero que vio fue un parpadeo, los dos lingotes de sus torres centelleando al sol. La ciudad prometida. Al principio no quiso verla. Todo inmenso, irreal como un burdo espejismo. Sólo sus pasos no decían mentira. Sólo sus pasos le condenaban.

21. Ciegos embates. Sin remedio. Aquí y ahora. Al fin.

22. Nada ocurrió. Nada dejó nunca de ocurrir.